Por: Edi Hernández
El fútbol mexicano en categorías menores se encuentra ante un gran escaparate, que esta vez, se sitúa en el viejo continente. Polonia será sede del mundial sub 20, en donde las grandes promesas del balompié mundial se darán cita, con la consigna de demostrar al menos por las siguientes tres semanas, que tienen los argumentos suficientes para llegar a ser referentes en un futuro de sus respectivos equipos.
La Selección Mexicana es una de las grandes obligadas a dar el salto de calidad en este tipo de competiciones, ya que no olvidemos que solo la sub 17 ha logrado alzar este trofeo mundial, lo hizo en dos ocasiones: Perú, 2005; y en México, 2011. Y no está obligada por los medios o directivos, ya que como sabemos, los intereses siguen convergiendo en contra del desarrollo de los jóvenes. Están obligados por ellos mismos, ya que saben que se encuentran ante la posibilidad de dar un golpe de autoridad.
Se enemistan con Italia, Ecuador y Japón en el grupo de la muerte, quienes serán sus rivales los próximos días en Gdynia, Polonia. El rival más importante: ellos mismos. La más grande fortaleza que encuentro en este combinado es la madurez emocional con la que cuentan, ya que un gran porcentaje de estos personajes tiene recorrido en primera división y también en selecciones menores.
José Juan Macías y Diego Lainez serán los encargados de comandar a este gran equipo a la final del mundial, aunque también figuran nombres como Misael Domínguez, Roberto de la Rosa y Francisco Figueroa.
La última vez que recuerdo una selección plagada de grandes promesas como ésta, se me vienen a la mente jugadores como Erick Gutiérrez, Hirving Lozano y Raúl Gudiño, todos ellos con una particularidad: ya han probado o están probando suerte en Europa. Sin duda, este tipo de competiciones suman en demasía a las carreras de estos futbolistas que tienen que seguir su proceso de crecimiento y desarrollo.
La prontitud en la llegada de los jugadores puede ser factor; sin embargo, no es pretexto para no culminar este proceso en una gran posición que los deje al margen de los grandes equipos de México y Europa. Recordemos que en este tipo de eventos se encuentran visores de los clubes más importantes del mundo.
Cabe resaltar que aunque es el fin del proceso sub 20, también es el inicio de uno nuevo, ya que el próximo año Tokio recibirá a los atletas de las diversas disciplinas y Jaime Lozano, entrenador de la Selección Olímpica, busca llenar huecos importantes en la mecánica de su equipo, y ellos están en la edad y capacidades para lograrlo.
Polonia es símbolo de vanguardia, progreso y esplendor, algo que congenia con las virtudes de los jugadores comandados por Diego Ramírez. Sin duda, es la ocasión completa para brillar con luz propia.
Fotografía: AS México
