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¿Cómo concebimos a la Justicia en México?

  • Publicación de la entrada:septiembre 24, 2019
  • Categoría de la entrada:Columnas
  • Columna de Francisco Hernández Salcedo, vicepresidente de la asociación civil Sociocracia

Es una pregunta que ha rondado mi mente desde hace tiempo, un tema de gran relevancia en nuestra sociedad, no solo en la actualidad si no desde hace décadas. 

A menudo escuchamos a nuestros familiares, vecinos, amigos y conocidos decir cosas como, me asaltaron y me robaron todo lo que traía; cuando salí rumbo al trabajo me di cuenta de que mi auto no tenia llantas y estaba sobre tabiques o quizá, le dieron un cristalazo y se robaron todo lo que tenia de valor adentro o de plano, se llevaron mi auto, cuando les pregunto: ¿ya denunciaste?

La respuesta suele ser la misma, ¿para que si nunca pasa nada? Es notorio que cuando la gente ha sido víctima de la delincuencia solo denuncia para hacer efectivo el cobro de algún seguro o para tener un comprobante legal de que le quitaron algún bien y este le sirva para justificar algún retardo o falta en el trabajo, pero no con la esperanza de que encuentren al culpable, esa esperanza es casi nula en la sociedad, mientras tanto, el INEGI revela que en México, al menos una de cada 3 familias tiene un integrante que ha sido víctima de algún delito en los últimos años.

Incluso cuando se trata de un homicidio, violación o lesiones graves la mayoría de la gente no denuncia, las razones son numerosas, entre las principales se encuentran el temor de sufrir represalias, la desconfianza a las fiscalías o ministerios públicos, el tiempo que se tarda una persona en presentar una denuncia (aunque en caso de homicidio se hace de manera oficiosa por los ministerios públicos) y que mucha gente considera que es una gran pérdida de tiempo.

Esto es confirmado por la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) generada por el Subsistema Nacional de Información de Gobierno, Seguridad Pública e Impartición de Justicia (SNIGSPIJ), coordinada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), cuyos datos indican que el nivel de delitos no denunciados o que no derivaron en averiguación previa y carpeta de investigación fue de 93.2% a nivel nacional durante 2017. 

Mientras que en 2016 fue de 93.6%. La ENVIPE 2018 estima que los principales motivos que llevan a la población víctima de un delito a no denunciar son circunstancias atribuibles a la autoridad, tales como considerar la denuncia como pérdida de tiempo con 34.2% y la desconfianza en la autoridad con 16.5 porciento.

¿Qué pasa con aquellos que si denuncian?

La ENVIPE nos indica que en el 55.9% no paso absolutamente nada y que el resultado de las averiguaciones previas que derivaron en la recuperación de sus bienes, haber puesto al delincuente a disposición de un juez o haber otorgado el perdón representa el 1.0% del total de los delitos (1.2% en 2016).

En cuanto al temor de sufrir represalias tenemos ejemplos recientes, uno el caso de la chica de 17 años que en agosto pasado, había denunciado a 4 elementos de la policía capitalina por una presunta violación y cuyos datos personales fueron filtrados, lo que sin duda generó, entre otros, una pérdida de confianza para continuar con los trabajos de investigación, pues la víctima tenia razones para pensar que dichos elementos la podrían localizar en su domicilio y atentar en contra de su vida o de sus familiares, el segundo un caso de aun mayor gravedad, Yanelli ’N’ De 24 años, que el 8 de junio de 2016 cuando viajaba en un taxi colectivo en el municipio de Huachinango, Puebla, fue violada por dos asaltantes que abordaron el vehículo. Yanelli reconoció a ‘Erick’, uno de los dos violadores, cuando una patrulla lo trasladaba a la Comisaría Municipal a donde ella levantó una denuncia para la cual se giró una orden de aprehensión que condujo al agresor a la cárcel, quien amenazó y acosó a la víctima por diversos medios para que desistiera de su denuncia.

En octubre de 2017, dos hombres ingresaron a su casa, uno de ellos sería el hermano de Erick, la golpearon, vejaron, ataron y violaron frente a su hija de dos años, además de tatuarle con una navaja en el pecho la palabra “PUTA” (sic), además fotografiaron y agredieron a la niña amenazando a Yanelli con la posibilidad de que la niña fuera sometida a la misma violencia.

En 2018, Erick recibió una sentencia de 10 años por violación, sin embargo, el otro responsable de la violación en el taxi quedó en libertad, además de que las autoridades de la Fiscalía General del Estado de Puebla “extraviaron” el expediente de la segunda violación con lo que los responsables no han sido procesados pese a que le provocaron una pérdida casi total de la visión en el ojo izquierdo.

A consecuencia de la violación, Yanelli fue despedida de su trabajo en el área de cultura municipal bajo la justificación de “evitar problemas”, intentó suicidarse en dos ocasiones y acude al psiquiatra desde hace 3 años.

¿A qué conclusión llegaríamos con los datos antes expuestos?

Ustedes díganme, en lo personal basándome con las cifras estadísticas, si solo el 1% de todos los que si denunciaron obtuvieron algún tipo de justicia me parece que no existe un aliciente o ventaja real de presentar una denuncia sin embargo el no denunciar significa en todo caso la certeza de que “no pasara nada” y genera un panorama “engañoso” de la situación de la inseguridad en México ¿Por qué?  Debemos recordar que tanto la ENVIPE como el Índice Global de Impunidad en México publicado por la Universidad de la Americas Puebla y que por cierto sitúa a nuestro país en el nada honroso cuarto lugar en impunidad a nivel internacional,  se basan en proyecciones estadísticas para determinar el estimado de la llamada “cifra negra” (los delitos no denunciados o que, a pesar de haber sido denunciados, no dieron inicio a una averiguación previa o carpeta de investigación) mientras que en términos reales, nuestras autoridades se basan en el número de denuncias para definir si la incidencia de los delitos han aumentado o disminuido, lamentablemente todo parece indicar, que mientras dicha incidencia continua en aumento, el número de denuncias continua decreciendo, con excepción del delito de homicidio que como indique previamente, se inicia de manera oficiosa.

Una posible ventaja de denunciar es obtener el “Reconocimiento de Calidad de Victima” que puede permitir el acceso a una “Reparación Integral del Daño” por parte del Estado en caso de ser víctima directa o indirecta de violaciones a los derechos humanos o de delitos, sin embargo en la gran mayoría de los casos se requiere de abogados expertos en la materia que en este país son muy pocos pues conlleva a una representación integral no solo ante la fiscalía si no ante organismos no jurisdiccionales como son la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) o Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) y que esta fundado en la Ley General de Víctimas, la cual es desconocida incluso por gran parte de los servidores públicos.

En conclusión, mientras que en otros países abundan anuncios espectaculares en las autopistas de despachos jurídicos que se especializan en demandas por negligencia médica, accidentes vehiculares, abuso policial, “por mencionar algunos ejemplos” y que le dicen a los ciudadanos, si fuiste victima de “esto” acude a nosotros y haremos que te paguen, como es el caso de Stella Liebeck una anciana de 81 años de Albuquerque Nuevo México , que sufrió quemaduras de tercer grado en las piernas cuando se le derramó encima el café que había comprado en un establecimiento de McDonald’s y por lo que la compañía norteamericana fue condenada a pagar 2,9 millones de dólares por daños y perjuicios, en México la mayoría decide “no hacer nada”  y evitar enfrentarse a padecer nuestro sistema de justicia.

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