Reporteros: Carlos Miranda/Alex Campos
Este fin de semana nos lanzamos a vivir la experiencia del EDC México 2018, un festival de música electrónica que nos deja no solo una fiesta, sino también una gran aventura que les contaremos a continuación.
De entrada queríamos romper con los tabúes que hay sobre un festival de electrónica, donde solo hay drogas, sexo y alboroto desenfrenado mientras un DJ suena a lo lejos amenizando el aquelarre. Pero no, gratamente el EDC resultó ser una fiesta muy amena, donde no solo se encontraron diversos exponentes de renombre en varios de los géneros que nos ofrece la música electrónica como Zedd, Above and Beyond, Tiesto, sino que también la convivencia de la gente, los disfraces, las diversas atracciones pero sobre todo el ambiente que se formó hicieron que el EDC fuera mágico.
Inicialmente este festival ha recorrido el mundo llevando no solo a artistas de la electrónica, sino formando una tradición que año con año lleva grandes escenarios interactivos y creando toda una fanaticada a su paso. Es por ello que México desde hace algunos años recibió la oportunidad de tener el EDC en este tour mundial, desde ese punto ha ido de menor a mayor en muchos aspectos.
Claramente en esta nueva edición vimos un salto increíble en los escenarios, ya que el escenario principal y algunos otros puntos dentro del festival fueron traídos íntegros de su homónimo en Orlando, donde se agradece por parte de los organizadores ya que sabemos que es muy difícil muchas veces tener las grandes producciones de conciertos de diversos artistas por dificultades de transporte o lo que implicaría el costo del boleto.
Tomando en cuenta esto, tuvimos una impresionante y gigantesca Gaia en el Kinetic Field, que fungía como escenario principal, donde no solo el espectaculo se vio con exponentes como Marshmello o Tiesto que junto a sus visuales pusieron la fiesta a todo lo que daba, sino también la misma Gaia despertaba cada cierto tiempo junto a fuegos artificiales y fuentes brotantes que junto a las pantallas y visuales que proyectaba al igual que los lasers que tenía, formaron una experiencia muy pocas veces en la industria de la música, incluyendo grandes espectáculos de otros géneros.
Pero no solo el escenario principal lucía espectacular en EDC México 2018, sino que diversos stages o escenarios complementaban la experiencia como Circuit Grounds que fungía como un escenario principal alterno que junto a grandes pantallas y lasers nos transportaba a un impresionante viaje musical a cargo de artistas como Rezz o DeadMau5. Tendríamos también el Neon Garden donde reinaría en su mayoría el House combinado con un estilo de carpa circense junto a un juego de luces y sonidos.
Llegaríamos a Wasteland donde la experiencia siempre sería fuerte e impactante para sus visitantes. Igualmente complementaban otros escenarios como Dos Equis Stage, Upside Down House y Boom Box Art Car que junto también a un escenario rodante al puro estilo de desfile harían retumbar la curva 4 del Autódromo Hermanos Rodríguez.
Pero el EDC no solo se conformaba de escenarios musicales, sino que un sinfín de atracciones estarían a disposición de los presentes, desde juegos mecánicos que brillaban en estos dos días entre los escenarios, algo de arte con diversas exposiciones que recorren el mundo, performance en distintos puntos, una capilla donde incluso se llevó a cabo una boda real hasta activaciones de marcas que te hacían ganar muchas cosas útiles como morrales, cantimploras, lentes, etc.
Igualmente derivado de esta parte alterna de la situación en el festival, habría un punto muy interesante que esperemos que los demás eventos en México tomen en cuenta, ya que durante todo el festival los asistentes tenían acceso a agua para beber de forma gratuita. Esto se agradece demasiado, no solo porque el precio de la comida y las bebidas en los eventos suelen ser muy caros, sino también ayuda mucho para la hidratación durante el festival, ya que el recorrido y el baile suele ser muy desgastante pero divertido.
Y tenemos el punto más esencial del EDC con el público asistente, que toma una importancia relativamente funcional, ya que no solo pagan el boleto para asistir a ver a todos los exponentes del género electrónico, sino como el espíritu del festival lo dice, se convierten totalmente en los headliners del evento. Ya que gracias a todos los que asistieron se formó esa gran fiesta, desde los que venían disfrazados de Yoshi, pandas, Morty o algún cosplay muy genial hasta los que llegaban con memes y pancartas para amenizar cada una de las canciones que escuchaban, todo en un ambiente muy relajado y sin conatos de violencia de algún tipo.
Al final y tratando de abrir un horizonte más en las experiencias musicales que hemos vivido en GamerStyle, tenemos que el EDC se convierte poco a poco en uno de los festivales más grandes de música en México, gracias tanto a su logística como en lo que ofrece a sus asistentes. Claramente puede estar al nivel de festivales ya de tradición como un Vive Latino y sobre todo poniendo el ejemplo de buscar experiencias y detalles que hagan de un festival una experiencia muy inolvidable, dejando de lado que música sea la reinante en el mismo.
