El foro Roberto Cantoral, de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM), uno de los recintos más emblemáticos de México, lugar donde cientos de personas presenciaron el concierto de uno de los grupos más longevos de México, la Dinastía Diaz, con cerca de 130 años de existencia, y que hoy va de la mano de uno de sus destacados integrantes: Faustino Díaz, mezcló la tradición de la música oaxaqueña con los sonidos urbanos del Latin Jazz.
Precursora en su tipo y una referencia para la música nacional e internacional, la agrupación ofreció un recorrido sonoro por temas de los compositores más emblemáticos de Oaxaca, como ‘La mentira’, de Álvaro Carrillo; ‘Silencio y olvido’, de Chu Rasgado; Amor añejo, de Héctor Martell y ‘Nereidas’, de Amador Pérez, fueron revisitados por la sonoridad del latin jazz, con una dotación instrumental conformada por 12 integrantes de ejecutantes, incluyendo en la voz a Eliud García, quien es uno de los cantantes más prestigiosos del estado que vio nacer a una de las más reconocidas cantantes la señora Lila Downs quien ahora goza de gran fama nacional como internacional.
Entre cada pieza musical, Faustino Díaz, arreglista, trompetista y trombonista, explicó la historia del grupo y de cómo ha ido creciendo a lo largo de los años, también comentó la trayectoria de cada uno de los autores en cuestión, como un viaje histórico-social por la magia de la tradición, lo contemporáneo y el arraigos musical.
“Nos sentimos muy orgullosos de venir de la banda, esas han sido nuestras raíces. Sin embargo, yo me formé con canciones de Rigo Tovar, pero también con lo clásico: Bach, Beethoven. Nos brinda un panorama general de la música… He escuchado grandes músicos y disciplinados que no se forjaron en el Conservatorio, sino en los pueblos, pero tocan con total maestría”, comentó Faustino.
Cabe mencionar que el grupo ha continuado el legado artístico familiar desde la década de 1880, del Siglo XiX y se han caracterizado por su virtuosismo e impecable ejecución en cualquiera de sus versiones: desde una obertura en los años 20, un vals en los 30, así como polkas y danzones en los años 70, hasta lograr al día de hoy una manera distinta de percibir la música, con total libertad, con arreglos siempre renovados y a la altura de cualquier grupo de latin jazz del mundo.
Información; salvador Espinoza/ Azael Meléndez
Fotos: Víctor Chavez