Por: Edi Hernández

La salida de Matías Almeyda de las Chivas Rayadas del Guadalajara, representó un retroceso en la estructura futbolística de una institución, cuya solidez y respeto, habían ganado adeptos en los últimos torneos con el entrenador argentino.

Le directiva, encabezada por Jorge Vergara y José Luis Higuera, decidió cortarlo, no por un tema de resultados (aunque en los últimos torneos no generó los números suficientes), sino por un conflicto interno entre estos tres personajes. A partir de ahí, se gestó una revolución en contra del Presidente y del Director General por parte de la afición.

Guadalajara no volvió a ser el mismo, José Saturnino Cardozo llegó en urgencia para mantener al mítico club en la cima del fútbol mexicano. El ex-delantero guaraní hizo lo que pudo con el equipo, con un pasado-reciente poco halagador como entrenador en el balompié nacional con equipos como Querétaro, Toluca, Jaguares y Puebla; pero también ante la negativa de la directiva rojiblanca por traerle jugadores experimentados y con argumentos probados en México.

La crisis empezó pocos meses después del inicio del proyecto. En primera instancia, quedando fuera de la contienda por el título en el Clausura 2018 y luego con el Mundial de Clubes, el cual significó una pesadilla más que una motivación para la escuadra tapatía, obteniendo el sexto lugar.

La estabilidad ganada durante muchos años y torneos a base de corazón y garra, se fue en un semestre. Aún así, los altos mandos no cedieron a la presión que poco a poco los iba ahogando.

Hay que reconocerlo… Todo esto era una bomba de tiempo que tarde o temprano iba a explotar en la cara de aquellos que prefirieron optar por intereses personales, antes que los futbolísticos. La debacle llegó y la paciencia se acabó. Jorge Vergara decidió cesar a Cardozo ante los malos resultados, pero yo me pregunto… ¿Era él el que se tenía que ir?

La respuesta es muy sencilla: NO. La tormenta pasa por un solo departamento: la directiva. Sí, por aquellos que dejaron ir por la puerta de atrás a Matías Almeyda, por aquellos que desperdiciaron el talento mexicano que tenían en sus filas para configurar un equipo de época, y que sin embargo, los llevaron a otros clubes por ‘falta de dinero’. Y por último, por aquellos que no han entendido el abolengo y la estirpe de un club como Guadalajara.

Jugadores pueden ir y venir, entrenadores inclusive, pero la raíz de esta crisis, así como en muchos otros clubes de nuestro país, pasa por los personajes que toman las decisiones importantes.

Se habla de varios técnicos, muchos con gran cartel y otros con poca aceptación. Lo que es un hecho es que las Chivas necesitan regresar urgentemente a los primeros planos, porque cabe resaltar, el próximo torneo estarán peleando por la permanencia en el máximo circuito.

Fotografía de Gustavo Vega Morales